Las mujeres adultas tendrán al menos una infección urinaria en algún momento de su vida, y de ellas, entre un 20 y un 30% sufrirá infecciones recurrentes, la mayoría en los tres o seis meses siguientes a la infección urinaria inicial.

Las infecciones del tracto urinario son causadas por gérmenes, generalmente, éstos ingresan por medio de la uretra y llegan a la vejiga, causando infección en uno o en ambos órganos. En algunos casos, las infecciones urinarias no se tratan desde el comienzo y el contagio puede extenderse hasta los riñones o llegar directamente a estos mediante el flujo sanguíneo.

Una infección urinaria es la presencia de bacterias en cualquier punto del sistema  urinario. Las vías urinarias están compuestas por la siguiente estructura: la vejiga, los riñones, los uréteres (conductos que llevan la orina desde cada riñón hasta la vejiga) y la uretra (el conducto que saca la orina desde la vejiga hacia fuera).

La bacteria más frecuente es la escherichia coli, se encuentra generalmente en las heces fecales y causa alrededor del 80% de las infecciones urinarias, lo habitual es que el mecanismo de contagio sea ascendente, es decir, el germen asciende desde el recto a la uretra y vejiga, lo que explica que estas infecciones sean más frecuentes en mujeres, ya que tienen una uretra más corta

Las infecciones urinarias son especialmente frecuentes en lactantes por el uso del pañal y en niñas en edad preescolar porque tienden a mantener menos higiene en el área genital que las niñas mayores, por ejemplo, sentándose en el suelo o cuando las niñas se limpian de forma incorrecta, de atrás hacia adelante, arrastrando con ello gérmenes desde la zona del ano a la uretra, su incidencia se eleva notablemente en la adolescencia con el inicio de la vida sexual activa.

También, cualquier material que aumente la temperatura, causando sudoración vaginal o bien, el contacto de cualquier elemento que altere el pH de esta zona, puede causar una infección.

Recordemos que la flora defiende a la vagina de gérmenes que pueden provocar infecciones, sin embargo, es probable que durante el contacto sexual por la manipulación de la vulva con las manos sucias, o debido a la falta de higiene intima, el pene arrastre bacterias del ano a la uretra  – en este punto se recomienda que la mujer coloque con su mano el pene de su compañero en su vagina y más importante aún,  debe lavar la zona perianal con agua antes de un encuentro sexual con su compañero, no solo para evitar infecciones urinarias –que es muy importante-, sino también por decoro personal.  Si deciden tener sexo anal, el hombre no deberá introducir su pene a la vagina inmediatamente después de tener coito anal. –

Tener varias parejas aumenta el riesgo para el hombre y la mujer de contraer infecciones urinarias y al momento del coito, es importante para ambos sexos contemplar el uso de métodos anticonceptivos de barrera (condón) que eviten el contacto directo con las secreciones en relaciones de riesgo o no seguras.

La actividad sexual incrementa hasta 40 veces el riesgo de una infección, y posibilita que ciertos microorganismos queden alojados en la uretra. Las infecciones urinarias son motivo de más de 7 millones de consultas al año, son más frecuentes en mujeres y esto se incrementa notablemente cuando inician su vida sexual.

Las infecciones urinarias, representan casi el 10% de todas las visitas al consultorio médico hechas por mujeres. Las mujeres embarazadas tienen un riesgo especialmente alto de desarrollar una infección urinaria debido al aumento de volumen de la vejiga, disminución del tono vesical y dilatación de la uretra causada por las hormonas del embarazo.

Entre un 4% y un 10% de mujeres embarazadas padecen de una infección urinaria llamada cistitis (la infección de vejiga), que suele aparecer en el primer trimestre y ha de recibir tratamiento oportuno para evitar riesgo de complicaciones serias, como una pielonefritis o infección aguda de los riñones.

Un pH normal (4,5) es clave para mantener una buena salud vaginal, sin embargo, durante el embarazo se hace más ácido aún (3,5) aumentando el riesgo de infecciones vaginales y urinarias.

Padecer infecciones vaginales, sobre todo con frecuencia, compromete la vida sexual y reproductiva femenina, máxime cuando no se tratan a tiempo y en forma adecuada. Por desgracia, se conceptualizan como hechos comunes en la vida de toda mujer y por ello no les damos la importancia debida

Si padece alguno de los síntomas que indiquen una infección, inmediatamente visite a su médico, él será el responsable de diagnosticar más a fondo el problema que lo aqueja y tendrá la mejor opinión en cuanto al tratamiento de infecciones urinarias.

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